Por: Estefanía Martínez
El colapso del sistema sanitario, específicamente en las líneas de la Calle Eduardo Cintrón y Restauración Sur, hecho que explotó ayer miércoles 14 de mayo, es un presagio de lo que le espera, en término general, a la ciudad Baní, si las autoridades del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados no se ponen los pantalones y deciden con responsabilidad hacerle frente a una de las principales problemáticas que afecta y preocupa a los cientos de munícipes Peravianos.

Lo primero que quiero dejar claro, a través de este breve artículo que en calidad de periodista me permito redactar, es que esto no es un ataque personal a nadie, mucho menos a una dirección provincial que todo el mundo sabe no goza de los recursos necesarios para poder enfrentar todos los problemas que se emanan de esta institución, sino que para poder lograrlo es menester la intervención, el apoyo y por su puesto la erogación de fondos, por parte de la dirección central.
Ahora bien, lo que sí puede hacer esa dirección provincial es gestionar, tocar puertas, gerenciar y luchar para que a Baní se le preste atención, ya no solo con el tema de la falta de suministro de agua potable, sino frente a una situación que ha venido advirtiendo desde hace mucho tiempo, con hechos, que de no ser asumida, se puede crear un desastre de mayúsculas consecuencias.

Aclarado esto, manifiesto mi indignación como ciudadana, al ser testigo directo del abandono que varias familias, de las antes citadas residencias, han tenido que hacer de sus hogares, entiéndase: la gente ha tenido que salir de su casa, porque el interior de las mismas han resultado inundadas de desechos cloacales.
La verdad es que uno se pregunta si esto sucedería en otros países del mundo, mínimamente civilizados y donde cuyos ciudadanos sean conminados, como en el caso que nos ocupa, a pagar religiosamente sus gravámenes o impuestos.

Según las denuncias recogidas de los ciudadanos que habitan esta parte sur del municipio Baní, desde el martes las aguas negras empezaron a correr por las contenes y, supuestamente fue notificada la dirección del INAPA, de donde se enviaron algunos obreros, conforme el relato de los afectados, a verificar la situación y quienes procedieron a realizar una especie de intervención, a partir de la cual vino el desborde mayor. Esto es lo que explican los residentes de las calles Restauración sur y Eduardo Cintrón, según ellos “si se hubiera actuado con mayor conocimiento, este episodio no hubiese ocurrido”.
Sin embargo, lo cierto es que ya sea hoy, mañana o en el futuro cercano, el municipio cabecera de la provincia Peravia y probablemente la provincia completa, pueda sufrir las consecuencias de un sistema sanitario que no aguanta más demanda, debido al crecimiento poblacional que ha tenido esta demarcación, lo cual parecen ignorar nuestras autoridades de INAPA y el Ayuntamiento municipal, este último como “gobierno local” que es.


Son innumerables las denuncias que al respecto se han formulado sin que a nadie parezca importarle el tema y nosotros creemos que ya es hora de que se empiece hablar de planificación municipal a gran escala. Las obras que se ejecutan a través del presupuesto participativo son buenas y necesarias: los bacheos, los centros comunales, muchos de los cuales nunca abren sus puertas, la reparación de viviendas, los contenes, las aceras, todo eso es bueno y necesario, pero Baní necesita que se le preste atención a las obras macro, y contar con un nuevo y moderno sistema sanitario, es una de ellas, para lo cual nuestros representantes locales, aunque no tengan el presupuesto necesario, deben abocarse a la búsqueda estratégica de fondos públicos y por qué no, privados, y luchar, y gestionar, y cabildear y exigir al gobierno que esas obras de prioridad sean incluidas en el presupuesto nacional, porque ¡caramba! para eso fueron elegidos y posicionados.
Escuchar el clamor de esas amas de casa, algunas con problemas de salud, rogando que acudan a resolver el problema del colapso del sistema, más que pena, produce impotencia.
¡Que un ciudadano haya perdido el derecho de habitar su vivienda, porque está llena de heces fecales y que a más de 24 horas no se les haya brindado una respuesta! Eso solamente habla de incompetencia.
Esperemos que las autoridades le presten atención al grito desesperado de una población que clama por soluciones, antes de que el infausto vaticinio se cumpla.